UNA PEQUEÑA ANECDOTA

Hace unos meses participe de un círculo de escritores. Mi ingreso al lugar fue totalmente casual ya que solo pasaba por el lugar y simplemente me atreví a entrar. En esta charla entre colegas surgían diferentes cuestiones y sobre estas se habrían debates muy interesantes.

Como bien dice el nombre del evento (circulo de escritores). Era justamente eso. Un ambiente cálido de mediano espacio, con asientos que formaban un círculo. -De mas esta decir que dichos asientos estaban ocupados por “escritores”. Claro. Excepto yo, a no ser que hace ocho años atrás escribí un ensayo que hablaba acerca y también, se podría decir, de lo que ocurrió en esta reunión exactamente, lo cual fue lo que me hizo pensar aunque no de un modo consciente, que en esa ronda, “yo era un escritor mas”.

Pocos se conocían entre si, por lo que yo podría haber sido un ken follet o un Stephen King argentino el cual nadie conocía aún, pero que no desmerecía el respeto y la misteriosa admiración que se prodigaban mutuamente.

Era uno más de ellos.

Una de estas cuestiones hizo que reflexionara en diez segundos algo que cambio la perspectiva de algunos de los escritores allí presentes.

El anfitrión de la reunión fue el que creaba los debates, y una de las indagatorias fue:

¿Quien es el que merece catalogarse “escritor”?

¿El que simplemente escribe, o el que haya publicado al menos un libro?

Me pareció una pregunta capciosa que solo se amoldaba a una sola respuesta. En esos escasos segundos supe lo que iban a responder todos los escritores, y casi podía imaginármelos diciéndolo en un coro perfecto, prácticamente eclesiástico.

Este fue el punto en el que yo participe con una objeción que iba en contra de la respuesta de todos.

-“con todo respeto”. Yo creo que ustedes desmerecen al arte”, tienen que ser políticos para pensar que el arte es solo para los que pueden pagarlo. Ustedes no tienen arte, tienen dinero para pagar su convicción de ser artistas. Me recuerdan las galerías de arte que cobran fortuna el mínimo espacio para exponer un cuadro, y que además se llevan el 40% de cada venta. Es decir que el artista que expone una obra y la vende solo se lleva el cambio en monedas. ¿Qué es esto?

Es muy triste escuchar esto. Hay chicos que quizás admiran su trabajo y quieren seguir sus pasos. Deberían de advertir en la contratapa de sus libros, que es solo apto para la clase media/alta, o directamente venderlos a un precio tan elevado que nadie que sea pobre pueda comprarlos.

Ustedes disculpen, pero para mí…“Quien simplemente ama escribir es escritor; quien ama pintar es un pintor excelente, en fin, quien crea su arte, es un artista”-.

A todo esto, se abrió el debate, “algunos me escucharon”(al menos quise creerlo). Entonces me levante de la silla para retirarme del lugar antes de que alguien me preguntara que libro había escrito. Y justo antes de atravesar la puerta, el hombre que propuso la discusión y fue a dar con mi fastidiosa respuesta, me pregunta:

- Y vos… ¿Que libro escribiste?

A lo que respondí sin titubear:

-Se lláma “La ceguedad del mundo”. Buscálo en la web que ahí esta´…

Y me fui silbando bajito.

Autor:David S. Ojeda

LA VERDAD ABSOLUTA SE ESCABULLE DE LA RAZÓN. PERTENECE A UN EXTRAÑO CAUTIVERIO.
SU SIGNIFICADO SE OCULTA DE NUESTRO MAS ABUNDANTE CONOCIMIENTO.
EN EL MAS RECÓNDITO Y OSCURO LUGAR DE LA CONCIENCIA.

¡Oh ceguedad del mundo, cruel ceguedad! Que nos ofusca la visión con su velo de oscurantismos, y nos mantiene cautivos en la parquedad de nuestros credos.